El Complejo Cultural Los Pinos se convirtió en el epicentro del arte popular mexicano, con la primera edición de “ORIGINAL. Encuentro de Arte Decorativo y Utilitario”. Algunas artesanas y artesanos levantaron el letrero de “Todo vendido” en sus espacios, pues acabaron con todo lo que trajeron para venta; incluso, antes de la jornada final, como Alcibidiades Camilo Altamirano de San Agustín Oapan, Guerrero, quien vendió su última pieza el sábado por la tarde. “No conocía ORIGINAL, es la primera vez que vengo porque traje solo 40 piezas, vengo de una feria en Ixtapan y no vendí, pensé que acá tampoco pasaría, pero ya acabé lo que traje”, comentó, al tiempo que otro artesano llegó a felicitarla con un abrazo.
Eulalia Gallardo Hernández, de Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca –quien a diferencia de la mayoría de las personas artesanas que heredan su arte por línea materna o paterna, aprendió a trabajar la alfarería mixe con su suegra–. “No me puedo quejar, he vendido bien, traje tres cajas llenas (de cántaros, candelabros, vasos, figuras de búhos y vasitos mezcaleros) y ya vendí dos cajas y la tercera va avanzada”, dijo el sábado.
En el primer “ORIGINAL. Encuentro de Arte Decorativo y Utilitario” se exhibieron piezas únicas que combinan funcionalidad, estética y saberes ancestrales, representando once ramas artesanales: alfarería y cerámica, fibras vegetales, madera, textiles, metalistería, maque y laca, lapidaria y cantería, cartonería y papel, vidrio y arte wixárika, repartidas en siete casas.
La distribución permitió al público espacios adecuados para conocer de cerca el trabajo de las y los creadores, hablar con ellas y ellos, entender, de su propia voz la complejidad y profundidad que conlleva su creación y adquirir sus obras sin intermediarios, al tiempo que se reforzó el lema de “No al regateo”.
Desde Morelia, las hermanas Andrea y Susana Torres visitaron ORIGINAL por primera vez. Llegaron muy temprano y fueron de las últimas en salir: “No nos hemos cansado de ver y caminar, quisiéramos comprar más, pero nos vamos llenas de todo los hermoso que hemos visto. Hemos aprendido tanto, aquí entiendes que cada cosa hecha vale lo que cuesta”, dice Andrea. “Una artesanía que nos fascinó es una cesta de palma del maestro Gonzalo Rodríguez Gerónimo, quien dio el taller Tejiendo recuerdos. ¡Qué bárbaro! Es un trabajo hermoso”.
Entre las artesanas y los artesanos se dieron cita integrantes de 200 colectivos, representantes de más de mil 500 creadoras y creadores. Desde Amatenango del Valle, Chiapas, la tierra que vio nacer a los jaguares de barro, Ángela López Pérez trajo cacerolas, palomas, gallos y jaguares de diferentes tamaños que fueron hechos por las manos de diez mujeres que integran el colectivo Cerámica Cielo: “No solo yo estoy vendiendo, sino que todo mi grupo, traigo su mercancía para que así mejoremos todas”.
Durante los cuatro días estuvieron representados 23 pueblos indígenas, con 140 personas artesanas, de las cuales 105 son hablantes de alguna lengua indígena. La diversidad geográfica fue notable, 28 entidades federativas con 140 municipios y 177 localidades estuvieron presentes a través de las piezas artesanales y sus creadores y creadoras.
Para fortalecer el intercambio de saberes, se impartieron seis sesiones de capacitación, entre talleres, cursos y conferencias, a un total de 273 artesanas y artesanos.
Originaria de Jalpan de Serra, Querétaro, Vicenta Hernández de la Cruz, nació en una familia de tejedores de palma. Recuerda que cuando tenía cinco años, veía a su mamá hacer figuras con la palma y le emocionaba mucho aprender. Es una mujer joven que considera que “la innovación es lo de hoy” o al menos esta idea es la que le queda después de las capacitaciones: “Me llevo la tarea de pensar cómo puedo mejorar el trabajo que aprendí desde niña. Aquí nos mostraron que las ideas al hacer una artesanía pueden cambiar desde nosotros, por ejemplo, los cochinitos, las cajitas, todo eso que se hace en Jalpan, eso no tiene que ser igual siempre, puedo mejorarlo”, comentó.
Además, el encuentro fue escenario de 49 actividades del programaEscuincles, entre talleres, narraciones, juegos tradicionales, funciones de música, entre otros, para primeras infancias, niñas, niños y adolescentes.
Al término del taller de barro, en el que niñas y niños modelaron un jaguar como los de Amatenango del Valle, con la guía de la maestra artesana Ángela López, se escucha a una mamá muy emocionada porque Elena, su hija, llega con una figura de barro crudo, que aparenta ser un felino echado, montada sobre una base dura de papel. Le pregunta sobre su participación en la actividad y Elena le dice que “fue divertido” que hizo “cosas raras” (meter las manos al agua y amasar el barro) y que “la miss me ayudo un poquito”.
Con gran éxito se desarrollaron seis talleres de Nanas y Tatas, para personas mayores de 60 años, en los que maestros y maestras artesanas enseñaron a las y los participantes técnicas artesanales como deshilado, corte y ensamblado de lámina, raspado y rallado del atecomatl (calabaza), entre otros trabajos ancestrales. Acompañada de su hija Estefanía, Eva Ramírez llegó a ORIGINAL para tomar un taller de la rama metalistería en el que les enseñarán a hacer estrellas decorativas como las de San Miguel de Allende, Guanajuato.
Para toda la familia el Jardín ORIGINAL se mantuvo muy activo con once actividades escénicas de danza, teatro, música y multidisciplina de los estados de Guerrero, Morelos, Puebla y Veracruz; cuando la lluvia amainaba, las presentaciones se trasladaron a la Casa de Barro II (Cancha de Tenis).
La participación de cocineras tradicionales en las Cocinas de humo permitió al público disfrutar de la cultura alimentaria de diversas regiones del país, para completar la oferta cultural del evento. Estefanía y su mamá descansaban sentadas a orillas del Jardín, con “una deliciosa agua de maracuyá, sin azúcar que está riquísima. Y yo, una de frutos rojos, pero aparte tiene manzana, pitaya, cereza, está muy sabrosa y son de aquí, de San Gregorio Atlapulco, por Xochimilco, pero también recomendamos mucho las cocinas, comimos tlayudas de Oaxaca, tamales, queso, verdolagas, atole de guayaba y atole de maracuyá”.
Después de caminar durante más de tres horas entre las casas, Adriana Olvera y Hubert, cargados con un juego de tazas de Aguascalientes hechas con madera de tzalam y velas de cera de Tlayacapan, coinciden en la selección de piezas tiene una “calidad muy alta, y lo comentábamos, que se ve una dinámica de artesanías muy diversa. La juventud ahí está empujando de manera increíble, con mucha imaginación están haciendo cosas increíbles. Es una artesanía muy dinámica y viva”.
Las y los jóvenes aprenden el oficio e imprimen su sello, comentó Galileo Danny Mauricio Flores, un joven artesano de San Salvador Huixcolotla, Puebla, que acompañó a su papá, Danny Pedro Mauricio Bonilla, de quien heredó el amor por el papel picado y la técnica para trabajarlo: “Mi papá ha creado un legado, considero que no se debe perder. Es también nuestro sustento, es un trabajo familiar. A los 10, 11 años, empecé a ayudar pegando hilos, ayudando en lo poco que podía aprender en ese momento. Y pues bueno, con el tiempo uno va aprendiendo y va mejorando”, afirmó.
De las figuras tradicionales de picos y catrinas que hacían el papá de Danny Pedro y abuelo de Galileo Danny desde mediados del siglo pasado, ahora exploran otras figuras como una calavera con cola de sirena y alas de mariposa que, dice Danny Pedro, se inspira en los nahuales.
Con la primera edición de “ORIGINAL. Encuentro de Arte Decorativo y Utilitario” se reafirma el compromiso del Gobierno de México, a través de la Secretaría de Cultura, con la preservación de técnicas ancestrales, el comercio justo y la transmisión de saberes a nuevas generaciones.
